Responsabilidad en la familia

Dentro de la familia, siempre se ha tratado de enseñar con el ejemplo, se dice que los padres son los modelos por excelencia para que el pequeño aprenda buenos modales, hábitos adecuados y en general a comportarse bien en sociedad, se desea formar niños educados, bien parecidos y casi perfectos olvidando en ocasiones su esencia como seres humanos y la naturaleza lógica de su desarrollo.

Los padres quieren hijos responsables desde edades tempranas y se quejan de que no responden a sus propias expectativas ante la vida, los padres tienen que haber enseñado de antemano 2 virtudes esenciales cómo son el orden y la obediencia, nos podemos preguntar cuál orden y la obediencia a qué o a quién ampliando un poco más estos aspectos les puedo decir que en la vida familiar es básico tener un orden para las acciones diarias que cada uno de los integrantes de la familia.

Se necesita realizar poco a poco la estructura organizacional del propio sistema familiar, en términos un poco más cotidianos podemos decir que la familia necesita organizarse de la mejor manera para que pueda funcionar lo más adecuadamente posible para el bien de cada uno de las personas que forman parte del núcleo familiar en esta organización, donde se le da una orden a los objetos y a los sujetos que pertenecen a la familia, se distribuyen los espacios todo esto para poder satisfacer necesidades disponibles para poder sufragar las necesidades básicas de todos y cada uno de los miembros de la familia, cuando está bien definido, el orden a seguir las reglas de acción son claras e invitan a ser obedecidas para lograr un bien común.

Resumiendo, podemos decir que el orden establecido y la obediencia a ese orden son virtudes claves para fomentar con el tiempo la responsabilidad en el ser humano y con ello garantizar mejores ciudadanos, por lo anterior es importante que los padres analicen las situaciones por las que pasan y cómo se organizan para vivirlas de forma adecuada, fomentando en sus hijos un orden acorde a las necesidades reales y no a las intransigencia de los adultos, un orden que sea justo y lógico a las circunstancias y no al autoritarismo de papá o mamá, y sobre todo un orden que pueda ser seguido y obedecido por los miembros de la familia logrando una vida plena armoniosa y feliz.