Las bromas en la familia

En algunas familias se acostumbra comunicarse a través de un lenguaje cargado de bromas, burlas y sarcasmos argumentando que es una familia alegre, bromista o carrilluda ¿me gustaría saber si este tipo de relación es perjudicial o no para el grupo familiar?

Cómo sabemos, una función sana del ser humano es lograr utilizar un lenguaje con sentido del humor en diferentes situaciones, sin embargo cuando en la familia hay acciones de uno o varios integrantes que se basan en bromas, burlas o sarcasmos, las interacciones entre ellos pueden ir poco a poco subiendo de tono encubriendo una diversidad de sentimientos que indirectamente se convierten en relaciones cargadas de agresión indirecta, de sutilezas agresivas, que cuestionan el sentido del humor del otro para poder decir cosas por debajo del agua y así es como se da la agresión pasiva.

Por otro lado, es importante que las familias aprendan a disfrutar la vida y divertirse en los contextos que son adecuados, para esto sin hacer de las bromas o sarcasmos el estilo comunicacional de la relación familiar por lo mismo las etiquetas, apodos y sobrenombres de vez en cuando son graciosos pero cuando estos son parte de la dinámica familiar como algo cotidiano alguien puede salir afectado o dañado en su autoestima.

Entonces ¿cuál sería una comunicación más funcional dentro de la familia? la primera característica es claridad en hablar claramente, es decir lo que se piensa o se siente directamente con la persona con que se dialoga compartiendo con otros las ideas, creencias o pensamientos ante las situaciones que se viven la claridad también tiene que ver con la congruencia, esto quiere decir que lo que se dice este acorde con lo que se hace que al decir algo verbalmente concuerde con lo que se expresa en forma corporal no es claro “te dije Petra para que lo entiendas Chona” dicho tan Popular en nuestra cultura, y que en muchas ocasiones decimos a través de indirectas por no querer afrontar lo que deseamos decir.

Me gustaría en este momento reflexionar con ustedes sobre la claridad comunicacional que tuvieron en su infancia y adolescencia, si esta característica influye negativa o positivamente en su relación con los demás, en esta etapa de su vida sobre todo pensemos y la manera de cómo nos dirigimos a nuestros hijos está haciendo adecuada o funcional para el bienestar familiar en qué tono les hablamos es tan fuerte que los asustamos, esto quedó que no nos escucha tan rápido que los confundimos o tan despacio que nos desesperamos.

Recuerden que las palabras pueden doler más que las nalgadas no por eso estamos a favor de estas últimas, las etiquetas a veces no se quitan tan fácilmente y van creciendo con las personas, los conceptos buenos o malos sobre los que demás pueden determinar sus conductas por eso es importante tomar en cuenta lo que se dicen; pensemos ahora cuando decimos las cosas en donde las expresamos cuántas veces la repetimos y sobre todo porque y para que transmitimos la información, tanto verbal como corporalmente tratemos de pensar y luego de actuar conectemos nuestras sensaciones, emociones y sentimientos para poder compartirlos con los demás, seamos claros directos y congruentes, cuando nos comunicamos con nosotros pero sobre todo seamos congruentes y honestos con nosotros mismos para que la comunicación fluya enseñando, compartiendo y relacionándonos lo más sano posible.

En conclusión, se puede decir que la comunicación es un proceso de vida, de intercambio de energía con una diversidad de formas para su expresión por esto es básico que la familia se favorezca este proceso y enseñamos a los pequeños a expresarse tanto verbal  como corporalmente de una forma congruente, sin inhibir sus emociones, sentimientos y pensamientos, sino encauzándolos y controlando la impulsividad natural de todo ser humano.